Aunque trabajar con un freelance es una alternativa interesante, no todo es color de rosa al contratar sus servicios. Sin juzgar a favor o en contra, te dejamos los puntos clave que debes considerar antes de que inicies una relación laboral con alguno.
Es una de las preguntas más comunes que alguien se hace cuando piensa recurrir a los servicios de un agente externo y es que, aunque el mercado ofrece opciones para todos los presupuestos, es importante aclarar que uno recibe lo que paga.
La realidad es que depende mucho de la complejidad del proyecto, la cantidad de tiempo que el freelance invertirá en él y las habilidades requeridas para solventarlo.
En cuanto a cómo pagarlo, una opción que sirve mucho es dividir la cantidad en dos pagos; da anticipo del 50% al iniciar el proyecto y el resto una vez que concluya. También puedes pagarlo como una iguala mensual si contratas a alguien para un proyecto de tiempo indefinido.
Estas también dependerán del tipo de proyecto que tengas en mente, pero debes considerar que, además de las habilidades técnicas para resolver tus necesidades, debes estar atento a dos cualidades adicionales:
En cuanto a las habilidades técnicas, una buena forma de ver qué tan bueno es el candidato, es asignarle un proyecto de prueba de mucho menor relevancia y magnitud para ver qué resultados trae a la mesa.
El famoso miedo a las letras chiquitas es un tema sumamente relevante al contratar a un freelance. Y es que si no está por escrito, no podrás exigirlo al final del plazo.
Tener un contrato claro es una protección para ambas partes y garantiza que la relación laboral sea mejor. Si por ejemplo, decides agregar nuevas funcionalidades a una página web, no puedes esperar que se haga gratis, pero si desde el principio se deja claro cuánto costarán estás adecuaciones en caso de ser necesarias, evitarás peleas y malos ratos en el futuro.
Tanto para exigir resultados como para garantizar la armonía entre ambas partes, un contrato claro y con todos los puntos es indispensable.
Siendo muy realistas, este es un aspecto que con regularidad resulta difícil cumplir al 100%. Siempre hay razones (válidas o no) para que el proyecto tome más tiempo del esperado y eso puede frustrar a muchos directivos.
Si bien los retrasos son algo común, es importante medirlos, pues no es lo mismo fallar al deadline por un par de días, que estar aún en la etapa de desarrollo cuando el proyecto ya debiera estar listo.
También recuerda que la mayoría de estos externos trabajan en distintos proyectos al mismo tiempo y tienen sus propios horarios, por lo que aveces será imposible que los contactes justo al instante en que los necesites.
Aunque parece algo obvio, muchas empresas esperan recibir de un freelance la atención que tendrían de una agencia y esto es simplemente no se puede.
Con una agencia tienes a tu disposición a un líder y a un equipo de especialistas que trabajan en conjunto para obtener los resultados que buscas, y con un freelance no, solo cuentas con él. Así que si esperas resultados, atención más personalizada y una relación laboral más robusta, te conviene más trabajar con una agencia.
Ahora que sabes más sobre cómo trabaja un freelance, evalúa si es lo que tu proyecto o empresa necesita y empieza a buscar a tus candidatos. Considera todos los puntos anteriores y ¡no dejes nada al aire!
Ahora que si lo tuyo es una agencia, recuerda que en IDS tenemos un equipo multidisciplinario listo para atender tus necesidades de negocio.