Cualquier persona que haya decidido establecer un e-commerce en algún momento, seguramente se cruzó con Shopify dentro de sus primeras alternativas. Y es que una empresa que soluciona todo en un solo lugar es la mejor alternativa para quienes apenas comienzan.
Shopify es una excelente herramienta, práctica y segura, con la cual no se sacrifica mucho el diseño, sin embargo no es una plataforma perfecta. Existen muchas cosas que encontrarás en otros proveedores o que no son tan buenas como parecen. Antes de que tomes tu decisión, debes leer esto:
Antes de empezar, lo más importante es que tengas claro que si lo que buscas es autonomía, Shopify probablemente no sea la mejor opción, si por el contrario lo que prefieres es practicidad, entonces encontraste tu respuesta.
Querer montar un e-commerce puede convertirse en un dolor de cabeza para muchas empresas (especialmente las que no tienen un área dedicada al desarrollo). Desde comprar el dominio, hasta elegir un hosting, empezar con una página desde cero no es tarea para todos.
Shopify lo resuelve fácil y rápido: solo necesitas crear una cuenta, elegir el plan que más te conviene, dirigir tu dominio (o comprar uno directamente en Shopify), elegir el template que mejor va con tu marca, cargar tus productos y seleccionar la forma de pago.
Una de las máximas de las ventas es estar donde tus clientes están, por eso es clave la posibilidad de vender más allá de tu página. Con Shopify es posible usar el mismo inventario y catálogo para promover y vender tus productos en otros canales como Amazon, Facebook, Messenger, Pinterest y muchos otros más, dándole versatilidad a tu e-commerce.
Es uno de los puntos más importantes cuando se trata de vender en línea y es que cada segundo extra que tarda en cargar tu sitio, son ventas que perderás debido al abandono.
La buena noticia es que tanto los servidores como el desarrollo de las páginas en Shopify están optimizados para dar una experiencia de usuario rápida y fluida. No importa si tienes el plan gratuito o el más avanzado, puedes estar tranquilo que tus productos aparecerán en tiempo y forma a tus usuarios.
Una plataforma es tan fuerte como las aplicaciones que la soportan. Y en este caso, más de 1.200 apps son prueba suficiente de que en Shopify puedes encontrar todo lo que necesitas, desde aplicaciones para logística, hasta algunas para mejorar el SEO de tu página.
Tener todo en un mismo lugar tiene sus consecuencias y estas son básicamente la dificultad de personalizar tu página a necesidades específicas. Si bien puedes contratar a un programador especializado en Liquid (procesador PHP exclusivo de Shopify), por lo general estás condicionado a las opciones que te ofrece la plataforma.
Además, tener todo almacenado en un servidor que no controlas, tampoco es el ideal de muchos.
Además del costo de la licencia (la básica cuesta $29 dólares al mes) y el template (en caso de que desees algo más llamativo, también tienes que considerar que cada transacción que tus clientes hagan genera un cargo dependiendo del paquete que tengas); cada aplicación que decidas sumar a tu plataforma irá subiendo el pago mensual y, lo que parecía barato, puede resultar muy caro.
Para tratarse de una plataforma tan completa y con soluciones 360º, Shopify flaquea en algunos puntos clave, como por ejemplo el hecho de que no incluye el hosting para tus cuentas de correo electrónico desde la misma plataforma, por lo que la alternativa es reenviar toda la comunicación a tu correo personal o crear una cuenta en G Suite, Zoho Mail o algún otro proveedor.
Al final del día, Shopify es una de las opciones más completas, ya sea que tienes una empresa pequeña que vende pocos productos o seas un gigante del retail que quiere incursionar en el mundo digital. Aunque es una plataforma tiesa a la hora de personalizar, sí cuenta con un menú interesante de opciones que le permiten adaptarse a cualquier tipo de comercio.